La sal, junto con el aceite de oliva virgen extra, es uno de esos ingredientes que nunca faltan en nuestras cocinas. Es tan común en nuestro día a día que, inevitablemente, ha dado lugar a muchos mitos y falsas creencias.

Si sigues leyendo, te ayudaremos a despejar todas esas dudas que rondan sobre este ingrediente tan esencial: ¿es bueno o malo consumir sal? ¿Qué diferencias hay entre los distintos tipos de sal? ¿Cuál es la mejor opción para tu salud?

Hoy vamos a resolver las preguntas más comunes sobre la sal y te explicaremos por qué nuestra favorita, por sus propiedades y beneficios únicos, es la sal de montaña de los Pirineos. ¡Sigue leyendo!

¿Qué es la sal de montaña de los Pirineos?

La sal de montaña de los Pirineos es un tipo de sal natural extraída de formaciones geológicas milenarias situadas en la cordillera pirenaica catalana. 

A diferencia de la sal marina, esta sal se forma en un entorno protegido -¡a 1.100 metros de altitud!, lo que le permite conservar una pureza excepcional y un perfil mineral muy equilibrado.

Origen y proceso de extracción

La sal de montaña de los Pirineos se obtiene mediante un meticuloso proceso artesanal que garantiza su calidad y pureza. 

Todo comienza cuando el agua dulce atraviesa formaciones geológicas ricas en minerales, disolviendo y arrastrando consigo oligoelementos esenciales. Esta agua mineralizada emerge en manantiales naturales de agua salada, que se canaliza hacia salinas donde comienza su proceso de evaporación.

El agua salada se distribuye en piscinas de evaporación donde, gracias a la acción del sol y el viento, el líquido se evapora lentamente, lo que permite la cristalización natural de la sal.

Una vez formados, los cristales de sal se recolectan manualmente y se dejan secar al aire, sin necesidad de aditivos ni procesos químicos. Este proceso completamente natural asegura que la sal conserve todas sus propiedades minerales y su pureza original.

Diferencias con otras sales (marina, refinada, del Himalaya)

Aunque la sal de montaña de los Pirineos es nuestra favorita, en el mercado existen otro tipo de sales. ¿Pero en qué se diferencian? Repasemos las principales características de cada tipo de sal, para que tengas el criterio de escoger la más saludable para ti.

A continuación, te compartimos un cuadro para que puedas comparar la sal de montaña de los Pirineos con otras sales populares, como la marina, la sal del Himalaya y, lamentablemente, la tan consumida sal refinada.

La sal de montaña de los Pirineos destaca por su equilibrio mineral, su pureza y su proceso de extracción natural, sin intervención de productos químicos o procesos industriales. 

Mientras que la sal marina puede contener residuos ambientales y la sal refinada pierde minerales esenciales. 

Por otro lado, la sal del Himalaya es valorada por su contenido en hierro, pero también puede incluir impurezas naturales debido a su origen geológico.

Beneficios y propiedades de la sal de montaña

La sal de montaña es una fuente natural de minerales esenciales como calcio, magnesio y potasio, fundamentales para el equilibrio electrolítico. 

Se trata de un ingrediente con gran capacidad para favorecer el bienestar del organismo: mejora la función muscular, previene calambres y fatiga, y favorece la salud ósea y la transmisión nerviosa, entre otras ventajas importantes para la salud.

Además de sus beneficios nutricionales, la sal de montaña posee propiedades terapéuticas que pueden favorecer la salud. Su uso en baños de sal ayuda a relajar los músculos, mejorar la circulación y aliviar el estrés, mientras que su aplicación en exfoliantes naturales contribuye a la regeneración de la piel. 

Las dudas y mitos más comunes en torno a la sal

Como te comentábamos al principio del artículo, la sal genera muchas dudas y existen algunos mitos en torno a su consumo. Sigue leyendo porque vamos a resolverte las preguntas más frecuentes.

¿La sal sube la presión arterial?

El aumento de la presión arterial y su impacto sobre la salud cardiovascular son el típico motivo por el cual hemos recibido durante años la recomendación de reducir o eliminar la sal de nuestra dieta. 

Esto se debe a que la sal está compuesta aproximadamente en un 40% por sodio, un mineral que interviene en el volumen sanguíneo y la presión arterial.

Un consumo excesivo podría, efectivamente, provocar un aumento de la presión sanguínea. 

Sin embargo, existen  estudios  que han demostrado que la recomendación de reducir o eliminar el uso de la sal es reduccionista en términos de salud cardiovascular. 

Realmente la clave está más bien en el equilibrio entre el consumo de sodio y el de potasio (presente en numerosos alimentos frescos) y en otros factores importantes de la alimentación global, como, por ejemplo, el contenido en azúcares de la dieta y el nivel de hidratación.

¿El uso de sal podría favorecer la retención de líquidos?

Una de las preguntas más habituales sobre la sal es si engorda. Lo más importante es que la retención de líquidos tiene varios posibles orígenes, entre ellos, un desequilibrio de electrolitos. 

Este desequilibrio de electrolitos provocado por un exceso de sodio podría provocar que el cuerpo retenga más líquido para mantener el equilibrio osmótico. 

Sin embargo, una restricción excesiva de sal podría provocar efectos adversos, como fatiga, debilidad muscular, náuseas, entre otros problemas. 

Por otra parte, la retención de líquidos debe entenderse como la consecuencia de otros factores adicionales como, por ejemplo, la resistencia a la insulina, la inflamación crónica, una mala hidratación, falta de movimiento o una congestión pélvica que dificulte el retorno venoso.

¿Cuánta sal debemos tomar?

Queda claro que los problemas asociados al consumo de sal tienen forma de U: tanto cantidades pequeñas como elevadas pueden ser problemáticas. Veamos ahora de qué cantidades estamos hablando.

Aunque las recomendaciones de la OMS indican que no deberíamos superar los 5 gramos de sal (una cucharadita rasa), equivalente a 2 gramos de sodio, la ciencia más actual defiende que una ingesta moderadamente superior podría no ser dañina e incluso ser más beneficiosa. Estos estudios recomiendan un consumo de 7,5 a 12,5 gramos de sal al día, equivalente a 3 a 5 gramos de sodio.

No obstante, la clave está en equilibrar el consumo de sodio con otros minerales como el potasio (presente en frutas y verduras) y optar por fuentes de sal naturales y no refinadas. 

Por tanto, tiene más sentido valorar la alimentación de una forma global, buscar equilibrios y apostar por alimentos de buena calidad, mucho más que estigmatizar un ingrediente.

Aunque en personas con patología renal, propensas a formar cálculos, y pacientes con osteoporosis, el consumo de sal debería ser valorado individualmente.

Si buscas un consejo de experta: reduce los productos ultraprocesados. Son los mayores responsables de la “sal escondida”, y, además, suelen ser de muy mala calidad.

¿Cuál es la sal más saludable?

Si has leído el artículo completo, es probable que ya sepas la respuesta. 

La mejor sal es aquella que contiene la mayor pureza, gracias a su origen y a su forma de extracción. Esto es lo que garantizará que no contenga sustancias indeseables, a la vez que aporte el máximo de minerales. 

Es por ello que, sin lugar a dudas, nuestro primer puesto se lo lleva la sal de montaña de los Pirineos, que además es nuestra, de nuestra tierra.

En Como Como Foods puedes encontrar la sal de montaña de los Pirineos en formato de 180 gramos. ¡Para que puedas cocinar con total seguridad y máxima pureza!

Con cada grano de este tesoro blanco, obtendrás un extra de minerales esenciales y la posibilidad de realzar los sabores de tus recetas de la manera más simple.